miércoles, 11 de agosto de 2010

EL OMBLIGO

Desde que el mundo es mundo ha estado ahí cumpliendo la misión única de recordarnos nuestro enlace en la cadena de la humanidad. Lo ha hecho de una manera humilde, incógnita, reservada. Sin afán de protagonismo.
Pero hete aquí que en el sigño XXI sale a la palestra y dice: "Aquí estoy yo" formando parte del mobiliario urbano,
Ombligos, ombligos, ombligos. Pero han llegado tarde al ranking de la eshibición de los encantos femeninos.
A los hombres ya no les queda nada que ver. Nada qué mirar y desear. Todo está visto.
Ha sido un proceso largo y laborioso. Un proceso en el que, aunque parezca menira, se ventilaba la continuidad del hombre en la tierra,
La mujer dejando ver o adivinar sus encantos. El hombre abriendo unos ojos como platos y como consecuencia inmediata desear poseerlos, disfrutarlos y ¡Zas!. ... la nueva criatura. La no extinción de la especie.
Yo no me voy a remontar a los tiempos en los que arrastrándola por los pelos se llevaban a la hembra a la cueva. Si me refiriera a estos tiempos tendría que hacerlo de oídas porque yo no estaba.
Me sitúo a partir de los tiempos de la juventud de mi madre que por fotografías, por películas y por una información boca a boca conozco bien. Fueron los tiempos en que las mujeres se decidieron a enseñar el tobillo.
Ese sí que fue un gran paso en el camino de la seducción. Nada de esperar una bufada de aíre en una esquina.
A la vista de todos el tobillo femenino. Placer de dioses.
El ir subiendo poco a poco la largura de la falda fue agradable para los hombres pero no impactante. Mary Quant le dio un empujón con la minifalda.
Vuelta a poner los ojos como platos y remover los deseos de que la especie no se extinga.
Últimamente las cosas han ido demasiado deprisa. Un caos. El desmadre. La intemerata. Yo diría que los ojos como platos se han quedado ya fijos, sin cerrarse y en consecuencia ha perdido efectividad el impacto.
¡Pobres ojos nacidos para admirar y desear! Cansinos y aplatados ( de plato, no de plátano). Y ahora van y sacan el ombligo. Tarde. Demasiado tarde.
Hubiera tenido su tiempo , cada cosa tiene el suyo,. Por ejemplo: Después del tobillo directamente al ombligo. Eso sé que hubiera sido un éxito. Pero la naturaleza que es muy sabia se defiende y se administra. Hizo esta pausa de un siglo, porque si ahora somos seis mil millones, diez arriba diez abajo, ahora seríamos muchos más. Estamos bastantes.
Los de los estudios sociológicos han llegado a valorar las causas del descenso de la natalidad. Integración de la mujer al mundo laboral. Métodos eficaces de control. Afán de liberación etc.. Pero en estos estudios se han olvidado del ombligo. Pretendía ser un revulsivo erótico y fracasó. Llega tarde y sin fuerza. No ha conseguido eso tan necesario de que los hombres abran ojos como platos y que luego actúen en consecuencia. Y a por otros seis mil millones...
¿Y qué nos queda que aportar al mundo de la seducción femenina?. Ya está todo visto. Ahora los modistos, cuando ya no queda nada que enseñar disfrazan a la mujer con unos maquillajes imposibles, con unos pelos que recuerdan edificios cubistas, con unas extravagancias que sólo producen estupor, sorpresa, risa... pero de abrir ojos como platos.. de pensar en la continuidad... nada de nada.
Hay otros caminos. Tranquilos. Esto no se acaba.

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